Eusebio Lillo - Ramón Carnicer
1. Ha cesado la lucha sangrienta; / ya es hermano el que ayer opresor; / del vasallo borramos la afrenta / combatiendo en el campo de honor. / El que ayer doblegábase esclavo / hoy ya libre y triunfante se ve, / hoy ya libre y triunfante se ve; / libertad es la herencia del bravo, / la Victoria se humilla a su pie, / libertad es la herencia del bravo, / la Victoria se humilla a su pie.
Dulce Patria, recibe los votos / con que Chile en tus aras juró / que o la tumba será de los libres / o el asilo contra la opresión, / que o la tumba será de los libres / o el asilo contra la opresión, / que o la tumba será de los libres / o el asilo contra la opresión, / o el asilo contra la opresión, / o el asilo contra la opresión.
2. Alza, Chile, sin mancha la frente; / conquistaste tu nombre en la lid; / siempre noble, constante y valiente / te encontraron los hijos del Cid. / Que tus libres tranquilos coronen / a las artes, la industria y la paz, / a las artes, la industria y la paz, / y de triunfos cantares entonen / que amedrenten al déspota audaz, / y de triunfos cantares entonen / que amedrenten al déspota audaz.
3. Vuestros nombres, valientes soldados, / que habéis sido de Chile el sostén, / nuestros pechos los llevan grabados; / lo sabrán nuestros hijos también. / Sean ellos el grito de muerte / que lancemos marchando a lidiar, / que lancemos marchando a lidiar, / y sonando en la boca del fuerte / hagan siempre al tirano temblar, / y sonando en la boca del fuerte / hagan siempre al tirano temblar.
4. Si pretende el cañón extranjero / nuestros pueblos, osado, invadir; / desnudemos al punto el acero / y sepamos vencer o morir. / Con su sangre el altivo araucano / nos legó, por herencia, el valor; / nos legó, por herencia, el valor; / y no tiembla la espada en la mano / defendiendo, de Chile, el honor, / y no tiembla la espada en la mano / defendiendo, de Chile, el honor.
5. Puro, Chile, es tu cielo azulado, / puras brisas te cruzan también, / y tu campo de flores bordado / es la copia feliz del Edén. / Majestuosa es la blanca montaña / que te dio por baluarte el Señor, / que te dio por baluarte el Señor, / Y ese mar que tranquilo te baña / te promete futuro esplendor, / Y ese mar que tranquilo te baña / te promete futuro esplendor.
6. Esas galas, ¡oh, Patria!, esas flores / que tapizan tu suelo feraz, / no las pisen jamás invasores; / con tu sombra las cubra la paz. / Nuestros pechos serán tu baluarte, / con tu nombre sabremos vencer, / con tu nombre sabremos vencer, / o tu noble, glorioso estandarte, / nos verá, combatiendo, caer, / o tu noble, glorioso estandarte, / nos verá, combatiendo, caer.