Glenda Hernández
1. Caminé por el desierto / una jornada de camino, / y fui a sentarme por cansancio bajo una retama. / Allí le dije: "Basta ya, / Señor, toma mi vida, / porque yo no soy mejor que otro cualquiera. / Me acosté y me dormí, / venció la tristeza, / el cansancio y el desánimo pueden mucho en mí, / pero Tú me despertaste y me dijiste:
Levántate y come de mi Carne, / levántate y bebe de mi Sangre, / porque Yo soy el Pan de tu Vida. / Levántate y come de mi Carne, / levántate y bebe de mi Sangre, / porque es demasiado largo el camino / para ti.
2. Y con la vida de tu Carne, / y con la fuerza de tu Sangre / caminé sin importarme el daño que hace el sol. / Y sin querer mirar atrás / volví a mi ciudad / a ser profeta de tu Nombre, / y a contarles lo que Tú me dijiste:
Levántate y come de mi Carne, / levántate y bebe de mi Sangre, / porque Yo soy el Pan de tu Vida. / Levántate y come de mi Carne, / levántate y bebe de mi Sangre, / porque largo es el camino para ti / sin Mí.